En 1791, el filósofo inglés Jeremy Bentham diseñó una prisión como nunca antes se había conocido otra: el Panopticón. En ella, los carceleros podrían observar desde un punto invisible a los reclusos en todo momento y así éstos nunca sabrían si alguien les estaba mirando, por lo que permanecerían en constante tensión.
Bentham aseguraba que después de una larga temporada en el Panopticón, todo el que saliera de ahí seguiría actuando como si estuviese siendo vigilado.
Aunque esta cárcel nunca llegó a ser construida y en su época fue considerada una genialidad únicamente por su creador, lo realmente importante de este invento sería lo que a partir de ese momento significaría: ser prisionero.
Espacios Comprimidos es una mirada muy personal que logra acercarse con verdadera astucia a una realidad en la que todos nos vemos atrapados día a día; convencidos de que no hay escapatoria, a través de los ojos de una ciudad que se muestra omnipresente y nos acecha en silencio.
Axel Samaniego P.
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